El sector camaronero ecuatoriano ha sido por muchos años una de las principales fuentes de divisas para el país. Su fortaleza y capacidad de resiliencia se puso a prueba en el 2020 cuando toda su cadena productiva tuvo que hacer ajustes para seguir produciendo, pero aún en medio de la crisis muchas compañías locales y multinacionales le siguen apostando por el desarrollo de esta industria.
Un ejemplo de esa confianza es la inversión de 6,1 millones de dólares que la fabricante de alimento balanceado Skretting Ecuador ha destinado para la construcción del Skretting ARC Estación de Investigación Guayas, un centro de I+D (investigación y desarrollo) que busca impulsar el conocimiento de la nutrición del camarón y ofrecer nuevas soluciones para mejorar su rendimiento.
Carlos Miranda, gerente general de Skretting Latam, comenta que el espacio tendrá un área de construcción de una hectárea y estará ubicado junto a la planta de Durán, Guayas. La misma trabajará de forma centralizada por Skretting ARC en Noruega y estará equipada con laboratorios y unidades experimentales de última generación, para realizar ensayos en condiciones controladas.
“En este centro vamos a estudiar al camarón, a entender cómo mejorar su nutrición, a lograr mejores crecimientos, a ser más eficientes, a reducir los ciclos de producción e incrementar los ratios de supervivencia”, señala Miranda.
La concepción del proyecto tomó más de un año y se prevé que esté operativo para el primer trimestre del 2022.
A más de esta importante inversión, la multinacional junto a Hendrix Genetics y Ecuacultivos anunció también la construcción de un Centro de Mejoramiento Genético de Larvas de Camarón NBC en Ayangue, Santa Elena. La obra está valorada en 25 millones de dólares, tendrá una extensión de siete hectáreas y se estima generará 250 plazas de trabajo.
El centro contará con espacios exclusivos para el desarrollo genético, maduración, y la producción de larvas y microalgas, siendo estas última con las que arranca la construcción.
Otra inversión importante en el sector la ejecuta Veolia, que junto a la empresa francesa MUTATEC, ha destinado más de un millón de dólares para la construcción de una planta piloto de producción de proteína de insectos a partir de la gestión de residuos orgánicos.
Luis Gerardo Sisco, gerente de desarrollo de negocios de Veolia, cuenta que el proyecto está en etapa de ingeniería de detalle y construcción, y que el mismo permitirá valorar su potencial en mayor escala.
Esta planta de bioconversión se asentará en Guayaquil en un terreno de 1.400 m2, constará de un hangar de recepción de desechos orgánicos y preparación de sustrato, así como un túnel de reproducción y cría de larvas, y otro para la producción de la harina.
Se espera que este espacio trabaje de forma continua de lunes a sábado en un solo turno y que procese mensualmente entre 30 a 40 toneladas de desechos orgánicos, para producir una tonelada de harina de insectos, media tonelada de aceite y unas 10 toneladas métricas de compost, denominado fras.
“La industria de alimentos balanceados para animales busca materias primas sostenibles en virtud de que la harina de soya, presenta problemas de importación al no ser producida en todos los países, además de los cuestionamientos sobre las condiciones de producción y el tema de la deforestación. Por otro lado, la harina de pescado presenta tendencia al incremento de precios y una oferta limitada. La harina de insectos es una respuesta acertada ante esta situación” explica Sisco.
Pero las inversiones no solo vienen de la mano de las multinacionales. Las exportadoras de camarón también han destinado capital para potenciar sus negocios, ese fue el caso de la Procesadora de Mariscos de El Oro (Promaoro) que sumó una cámara de mantenimiento y almacenaje de producto y un área de valor agregado por un monto cercano a los dos millones de dólares.
Su presidente, David Córdova, cuenta que el espacio tendrá 400 m2 y permitirá a la empresa acceder a los consumidores de percha con la producción de: chuzos, hamburguesas, bocadillos y albóndigas de camarón, tanto congeladas como envasadas al vacío.
En 2020, las exportaciones de valor agregado de la empresa fueron del 8 por ciento, este año se espera alcanzar el 12 por ciento.
“Quisimos aprovechar el momento de poder tener precios de materia prima bajos para generar este tipo de productos e incentivar el consumo en nuestros clientes actuales. Hemos comenzado con Chile y Colombia y estamos intentando con Italia y Estados Unidos”, afirma. Córdova.
Entre los planes de Promaoro está construir una fábrica de hielo para autoabastecerse y crecer en el área de producción (piscinas) para depender menos de productores externos. Entre sus mercados de destino están: Chile, Colombia, Estados Unidos, Canadá, Italia, Francia, España, Polonia, Japón, Tailandia y China. El año pasado el 15 por ciento de su producción ingresó a Rusia.
China es hoy por hoy un mercado de nos, pero también de gran interés debido a su tamaño, un año previo a la pandemia el país exportó 2.462 millones de dólares a este destino.
Eduardo Egas, presidente ejecutivo de CORPEI, manifiesta que si bien ya existe una estrategia pública-privada para neutralizar y responder a las posibles medidas restrictivas que puedan surgir de las autoridades chinas, es necesario que las empresas continúen buscando nuevos nichos o aumentando su participación en los mercados que ya están presentes.
“Mercados como el de los Estados Unidos, Canadá, Corea, Rusia, Japón y los europeos se encuentran en la mira del sector. En todos ellos tenemos buenas oportunidades, tanto por la calidad de nuestro camarón como por la garantía de abastecimiento durante todo el año y de todas las tallas”, expresa.
Este año el sector busca conquistar nuevos mercados con una estrategia comercial privada y con negociaciones entre estados, iniciativa en la que se ha reforzado la imagen de un camarón amigable con el medio ambiente, sostenible e inocuo, a través del programa Sustainabre Shrimp Partnership (SSP).
Para el primer semestre de este año CORPEIcoordinará dos encuentros de negocios virtuales uno regional y otro con Estados Unidos. Estos nichos–sostiene Egas- presentan buenas oportunidades para una serie de productos ecuatorianos, entre ellos el camarón con certificación ASC (Aquaculture Stewardship Council). La expectativa es generar ventas de al menos ocho y diez millones de dólares, respectivamente.
Una exportadora que empezó a abrir su oferta a nuevos mercados es Exportquilsa. Su gerente general, Andrés Sánchez, cuenta que si bien sus principales compradores siguen siendo Asia (80 por ciento), Estados Unidos y Europa, el 2020 se logró colocar alrededor de un millón de libras de camarón entero y cola (sin cabeza) a Canadá, Sudáfrica, Italia, España y Trinidad y Tobago. A finales de ese periodo e inicios del 2021 la empresa evidenció un crecimiento de exportación de las presentaciones cola y de valor agregado.
“Estamos en constante búsqueda de nuevos mercados, es por ello que seguimos participando en ruedas de negocios online, presencia digital constante con nuestros clientes, además de obtener certificaciones que acrediten nuestros procesos y la calidad de nuestros productos para mercados con mayores exigencias”, menciona Sánchez.
Recientemente, Exportquilsa obtuvo la certificación BRCGS, una de las más exigentes en cuanto a inocuidad alimentaria. El sello garantiza que los productos exportados son procesados bajo los más altos estándares de calidad.
Fuente: Revista Vistazo
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