El miércoles 10 de abril del 2019, la humanidad pudo observar por primera vez la imagen de un agujero negro. En 2017, ocho observatorios ubicados en Estados Unidos, Chile, España, la Antártida y México se unieron al Telescopio del Horizonte de Eventos, de esa manera, más de 200 científicos formaron parte del estudio. El GTM (Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano) es un observatorio mexicano que participó del proyecto, está ubicado a 4600 metros sobre el nivel del mar en la cima del volcán Sierra Negra en Puebla, es una de las infraestructuras científicas y tecnológicas más importantes del país.
Todo indica que el agujero negro se encuentra en el centro de Messier 87, una galaxia masiva localizada en el cercano cúmulo de galaxias de Virgo. Esta singularidad se encuentra a 55 millones de años luz de la Tierra y su masa equivale a 6,5 mil millones de veces la masa del Sol.
Un agujero negro es un fenómeno que nos pone frente a los límites del universo; fue descrito por Albert Einstein hace 104 años en su Teoría de la Relatividad General. “Hoy estamos más cerca de entender uno de los ambientes más complejos del universo”, explicó el astrofísico mexicano David Sánchez-Argüelles, quien participó en el proyecto.
En la mañana del miércoles, medio centenar de empleados pertenecientes a las divisiones administrativas, operativas y de apoyo científico del telescopio mexicano veían con expectación las pantallas de los televisores. Se habían reunido en el comedor del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe) en Tonantzintla, Puebla, para ver la imagen que todo el mundo esperaba. Cuando finalmente vieron el agujero, incandescente y brumoso, saltaron de alegría entre risas y llantos. Era el júbilo de los fanáticos que observan un partido que llegaba con millones de años luz de retraso.
Fuente: The New York Times
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